Bad Bunny: La vida en Puerto Rico de una estrella de trap latino refrescantemente raro
La piscina de borde infinito azul-hielo con los taburetes de bar integrados, se desliza suavemente hacia un horizonte tan maravilloso que apenas se puede distinguir del océano. El patio está construido en una pendiente empinada entre un denso grupo de árboles, donde el jengibre rojo aparece silvestre. Hay un barril cerca de la piscina, debajo de una glorieta, de los tipos que se encuentran en las fiestas patrocinadas por las empresas para que la gente sepa quién está pagando. Se lee BACARDI-BACARDI-BACARDI, su logotipo es de un amarillo desvaído.
Esta extensa mansión, en una comunidad semi-cerrada en el campo en Vega Baja, Puerto Rico, obviamente ha sido utilizada antes para fiestas fastuosas: hay una estación de servicio en la parte posterior donde los cantineros pueden instalar y administrar bebidas. La casa ni siquiera tiene una dirección: para encontrarla, alguien tiene que compartir la ubicación. Pero su propósito en este momento es semipermanente y es un símbolo de éxito. Durante años, al crecer al otro lado de Vega Baja en el vecindario pequeño y muy unido de Almirante Sur, Benito Antonio Martínez Ocasio y sus amigos conducían por esta zona, mirando a las casas y soñando. Esta fue la que más les gustó, y, por un golpe de suerte, en junio apareció en Airbnb, así que la consiguieron, cumpliendo lo que parecía ser una hazaña imposible. Hay algo de dinero ahora, y una razón para usarlo.
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El mundo conoce a Martínez Ocasio como el rapero puertorriqueño Bad Bunny, un rey de trap latino de 24 años con un barítono flojo y distintivo y un guardarropa lleno de diminutas gafas de sol y camisas escandalosamente estampadas. Esta semana en particular, la primera en julio, "I Like It," el exitazo Nuyoricano con Cardi B y J Balvin, ha subido triunfalmente al número uno en los Estados Unidos, y está ampliando su alcance a una audiencia inglés cada vez mayor. Pregúntele sobre el éxito de tener la canción más pegada del verano en los Estados Unidos y el baja sus ojos y sonríe, mostrando los dientes que pertenecen a un anuncio de Whitestrips y revelando una faceta improbable de su disposición fuera del escenario: para alguien en posesión de un carisma tan obvio, el conejo es tímido. "Creo que si sigo trabajando por la forma que estoy trabajando de corazón y de pasión y con amor, pues los frutos van a seguir llegando," dice en español, su voz baja pero directa.
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Bad Bunny ya ha sido testigo de la abundancia: en menos de dos años, se ha convertido en una superestrella inequívoca en toda América Latina y la diáspora. Sus versos irreverentes, emocionales, como de trompeta, han estado dominando en colaboraciones con algunos de los nombres más importantes del rap y el reggaetón: Ozuna, Arcangel, Farruko, Alexis y Fido, Daddy Yankee, Nicki Minaj y, luego, Drake, quien canta su verso en español - y en sus propias canciones, que notoriamente comenzaron como sencillos de SoundCloud que subía mientras iva a la Universidad de Puerto Rico en Arecibo como un estudiante de comunicaciones interesado en la radio, y también trabajaba de ensacador en la tienda de comestibles ECONO.
Pero aún no ha lanzado un álbum propio, y es por eso que Bad Bunny está aquí, en el Airbnb cumple-deseos. Aunque su vida últimamente ha sido una gira constante por América Latina, los Estados Unidos y Europa, en julio finalmente tiene un mes libre que llama sus "vacaciones," pero vacación no es. En el piso de arriba, lejos de la piscina y la cocina llena de ron, cajas de pizza, y bolsas de Charms Blow Pops, se ha montado un improvisado estudio donde se concentra y trata de terminar su primer álbum completo, La Nueva Religión, un álbum que él espera ampliará su renombre y también su rango estilístico.
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“Sé lo que es ser un chamaquito normal, sé lo que es es la vida de los jóvenes.” —Bad Bunny
Los amigos de Bad Bunny se estiran aquí también, una falange de hombres jóvenes y una mujer, algunos de los cuales ha conocido desde la infancia, y a todos los cuales trata de compartir tanto lo que sea posible. También está su hermano menor, Bernie Martínez Ocasio, de 21 años, que tiene el mismo cuerpo largo y delgado, y quien viajara con Bad Bunny en su próxima gira para ayudar. (Su hermano menor, Bysael, tiene 16 años y todavía está en la escuela, pero quizás no por mucho más tiempo; es un jugador de béisbol que supera a jugadores mayores que él, y su próximo paso es, idealmente, ir a un campamento de entrenamiento para profesionales). Todos se mudan como una unidad, y Bad Bunny depende de ellos para mantenerlo humilde. Hoy en la mansión hay ocho jóvenes, comiendo pastelitos de guayaba y charlando, y si no fuera por el hecho de que su líder está arriba pintándose las uñas y eligiendo su ropa para esta sesión de fotos (se niega a trabajar con estilistas), podrías confundir el lugar con un dormitorio de colegio. Su contenido es bastante varonil: toallas mojadas en el piso del baño; latas vacías en el reciclaje; un bong en la mesa; y Un Nuevo Día, el programa de entrevistas de Telemundo, a todo volumen en la televisión, a pesar de que nadie lo está mirando.
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La sensación de que es un tipo normal también es, tal vez, un reflejo de la encrucijada donde ahora se encuentra Bad Bunny: un veinteañero bastante regular de un modesto barrio de PR que ahora debe aprender a navegar una fama astronómica, un hecho que él y todos sus amigos parecen bastante desconcertados y cegados por. (A modo de explicación, su amigo Jeddel Ashbiel Rosado relata sucintamente cómo es para ellos ir al club ahora: "Una foto ... nah, trés fotos ..." y así sucesivamente). La familia Martínez Ocasio, en el otro lado de Vega Baja, han estado sin electricidad desde los huracanes Irma y María: su hogar funciona con tres generadores, un hecho que afectaría a cualquiera, pero podría haber agregado gravedad a Bad Bunny, quien personalmente distribuyó agua, alimentos y generadores a su ciudad natal el año pasado. Por ese entonces se está ocupando de saborear cada minuto de su éxito, incluso mientras espera riquezas y fama aún más sustanciales.
Ahí es donde entra en escena "Estamos Bien," el sencillo de trap exuberante y triunfante que Bad Bunny lanzó unos días antes, que eventualmente se convertiría en otro éxito del verano 2018, alcanzando casi 100 millones de visitas a YouTube en solo unas semanas. Traduciendo, básicamente, a "We Good," es verdaderamente una documentación de su aprecio por sus nuevas circunstancias; aunque su voz tiene naturalmente una cualidad triste debido a su bajo peso, tal vez nunca ha sonado más feliz que cuando canta "el dinero me llueve" - traducido aproximadamente, "the money is pouring" - pero la canción es mucho más profunda que eso y está llena de corazón. De hecho, fue inspirado por la misma casa en la que se está quedando, al igual que el video autodirigido, que en su mayoría fue filmado allí y en la playa de Vega Baja. "Se me ocurrió, cuando nos quedamos en la casa, que deberíamos comprar una cámarita," dice. "Y primero mi planes con ella no estaban claros, luego fue que se ocurrió la idea del ultimo video, después de que compramos la cámara. Pero el propósito fue para grabar el verano ... Fue solo para nosotros para verlo luego después y recordar"
Todos sus amigos están en el video — ahi esta Jeddel en el asiento trasero del descapotable, el tipo tierno y sonriente con gafas de sol amarillas y pelo rizado — también muestra a un joven en el ocaso de la normalidad antes de que se haga aún más famoso. Él sabe cómo llegó aquí, dicho claramente en un verso cantado una octava más bajo que el resto:
Aunque pa casa no ha llega’o la luz
Gracias a Dios porque tengo salud, eh, eh (amén)
La vida no tiene repetición
Después que mami me eche la bendición, yeh
Gracias a Dios porque tengo salud, eh, eh (amén)
La vida no tiene repetición
Después que mami me eche la bendición, yeh
Cuando terminó el video, Bad Bunny se lo envió a su madre por WhatsApp. Lloró con orgullo, como siempre lo hace. "Mi mami y papi le encanta mi música," dice. "Ellos están todo el dia escuchando la radio esperando que salga una canción mía. Y cuando suena una canción mía, suben el volumen y cuando se acaba lo bajan de nuevo."
Benito Martínez Ocasio sabía que quería ser cantante desde los 5 años. Su padre era camionero; su madre una maestra de escuela retirada, como muchas madres Latinx, alentó su educación en los caminos de Jesús. "Mi madre es religiosa — católica — y desde chiquito me llevaban a la iglesia. Siempre me ha gustado cantar, la gente de la iglesia me invitó a ser parte del coro de niños." Se retiró cuando tenía 13 años — "Dije, 'Nah, ya estoy muy grande para estar aquí'' — pero ya había comenzado a experimentar con diferentes estilos y tonos vocales, idolatrando reggaetoneros en la radio como Daddy Yankee, así como salseros como Héctor Lavoe, que son tan esenciales para el tejido cultural de Puerto Rico así como la humedad.
Cuando llegó a la escuela secundaria, había comenzado a practicar freestyle para entretener a sus compañeros de clase, pequeñas rimas que bromeaban con la gente y les hacían reír. "Sabía que siempre tenía algo especial," dice DJ Orma, que conoce a Bad Bunny desde el décimo grado y ahora hace giras con él como su DJ. "Siempre rimaba hasta cuando se burlaba de la gente, no todos podían hacer eso. Siempre supe que tenía potencial."
Dado el tiempo para superar su timidez inicial, el agudo sentido de humor de Bad Bunny también se manifiesta en persona, pero por debajo de eso está el ímpetu total de un artista. "Hice esos freestyles bromeando," dice con modestia, "pero solo algunas personas sabían que realmente hacía pistas ... [Cuando] empecé hacer freestyle, a todos les gustó y fue muy divertido, pero en privado lo hice de verdad. Entonces la gente comenzó a motivarme diciendo: '¿Por qué no sacan música, la subes en línea, sube aquí, sube en Facebook, lo que sea' y yo dije, 'No, no, no'. Pero poco a poco, fue trabajando mi mente y dije, 'es verdad, tengo que poner algo.'"
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Aún en la universidad, comenzó a publicar sus canciones en SoundCloud. En 2016, logró un gran éxito con "Diles," una canción de trap sintetizada de producción propia en la que la voz de Bad Bunny gotea meloso, como miel, sensual hablando de dat ass. Atrapó la atención de DJ Luian, un artista de reggaetón con influencia, conexiones y un sello discográfico llamado Hear This Music; pronto, Bad Bunny fue proclamado como la voz principal del género de trap latino, que aún se está coagulando, un género que reconoce y honra la influencia desmedida de Africano Americanos de Atlanta, pero también expresa lealtad intercultural al español.
"Diles" fue un indicador temprano de lo que es tan irresistible de un artista como Bad Bunny: aunque mantiene su flow y tono en la zona de bajos graves, la versatilidad de su voz es realmente impresionante, y puedes escuchar la historia de sus influencias dentro de ella. Él puede emocionarse como un salsero, triste y amargo en una canción del final de una relación como "Soy Peor," luego confidente y engreído en la marijuanada "Krippy Kush." "Mis canciones son una mezcla de cosas que siento y pienso; cosas que sé que están sucediendo, cosas que le han sucedido a mis amigos, cosas que conozco personalmente," dice. "Cuando se trata de eso, cuando hablo de mí, no estoy hablando de una gran diferencia [entre el y el público general], porque sé lo que es ser un chamaquito normal, sé lo que es es la vida de los jóvenes "
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Él publica videos en Instagram de él mismo simplemente bromeando y cantando con la proyección y la profundidad de un cantante de ópera; en otra vida también podía cantar corridos con una banda mexicana. Pero Bad Bunny es consciente de sí mismo lo suficiente como para comprender lo que su talento puede hacer. “Hablando realisticamente, sí, en dos años me convertí en una estrella, y eso me dice que puedo hacer mucho," dice. "Si en dos años me hice una estrella, bueno, espero que en dos [más] pueda dejar una marca. Mi único objetivo aquí es que la gente siempre recuerde mi música y que disfruten de mi música 10 años, 20 años a partir de ahora. Que la gente tenga buenos recuerdos de estas canciones, y que no mueran de verdad. Estoy puesto canciones que no mueran.”
Estamos sentados junto a la piscina en unas sillas de mimbre cuando dice esto, sus ojos marrones parecen ser sinceros. En el momento justo, escuchamos un coche a lo lejos tocando "Te Boté (Remix)," la salvaje canción de romper llena de superestrellas de reggaetón en las que predomina el verso de Bad Bunny. Sonríe, señala su pecho y dice con orgullo: "Ese soy yo," como si no lo supiera, como si la canción no toca en al menos 437 lugares a la vez en el continente y en Puerto Rico en cualquier momento.
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